Existen distintas opciones de tratamiento con distintos niveles de respuesta. Colabora con tu médico para encontrar la mejor opción para mejorar tu calidad de vida.
¿Cómo pueden mejorar tus síntomas?

Cambiar tu estilo de vida te puede ayudar

Pequeñas modificaciones en tu estilo de vida pueden ayudarte a mejorar los síntomas de la vejiga hiperactiva. Por eso, es fundamental que las incorpores a tu rutina diaria, que te impliques de forma activa. De esa manera, si poco a poco las vas convirtiendo en acciones imprescindibles en tu vida, pronto notarás cambios sustanciales. 

Reducir la cantidad de líquidos que bebes al día no es la solución, ya que lo único que puedes hacer es concentrar la orina, lo que, a su vez, puede provocar irritación de la vejiga y estreñimiento.



Te recomendamos que evites o
limites la ingesta de:
  • Té.
  • Café.
  • Bebidas con alcohol.
  • Bebidas gaseosas.
  • Naranjas, limón, pomelo, lima…
  • Tomates.
  • Comida picante.
  • Chocolate.
  • Edulcorantes artificiales.
Te proponemos que optes por:
  • Zumo de arándano o ciruela.
  • Ciruelas.
  • Galletas sin sal.
  • Galletas sin chocolate y sin avena.
  • Caramelo.
  • Gelatina.
  • Té y café descafeinado.
  • Queso.
  • Cereales.
Estos consejos te pueden ayudar a mejorar tu vejiga hiperactiva:
  • Anota en un diario las veces que vas al baño y cuándo tienes pérdidas.
  • Intenta establecer un horario de micción e intenta orinar más o menos cuando lo tengas establecido.
  • Cuando tengas ganas de orinar fuera de hora, haz algunos de los ejercicios del suelo pélvico para controlar la necesidad de ir al baño con urgencia.
  • Intenta distraerte con algo cuando sientas unas ganas imperiosas de ir al baño. Ponte algo de música, lee el periódico…
  • Entrena los músculos de la vejiga para controlar la necesidad urgente de orinar.

Tener unos kilos de más no es un buen aliado para la salud en general y tampoco para la vejiga hiperactiva. Así que, si puedes controlar tu peso, verás cómo mejoran los síntomas asociados a la vejiga hiperactiva.

También es importante que mantengas un buen tránsito intestinal: lo puedes conseguir con una dieta rica en fibra, una correcta hidratación y con ejercicio físico regular.

¡Entrena tu vejiga y verás los resultados!

Cuando no tener un baño cerca te limita tus actividades diarias, debes poner solución. Entrenar tu vejiga es el punto clave para mejorar tu STUI. Puedes hacerlo si sigues las recomendaciones que te ofrece tu médico.

Existen una serie de ejercicios que te ayudan a reducir las visitas frecuentes al baño y recuperar tu capacidad de liberar la orina cuando tú lo elijas.

En el proceso debes tener paciencia, ya que las cosas no se consiguen de la noche a la mañana. Es importante que vayas poco a poco cambiando las veces que vas al baño y reducir tus visitas al inodoro.

El diario miccional es un gran aliado para ti y le puede servir de gran ayuda a tu médico. Es fácil completarlo, solo debes anotar cuántas veces vas al baño, cómo vas, cómo te sientes al ir, si has tenido alguna pérdida de orina…

Esta información puede resultarte útil a la hora de hacer los apuntes de tu diario miccional:

  • Cantidad de líquido que bebes al día.
  • Qué es lo que bebes; por ejemplo, bebidas con cafeína, zumos, agua, bebidas con gas…
  • Cuándo y con qué frecuencia orinas durante el día y la noche.
  • Cuánto tiempo transcurre entre tus visitas al baño.
  • Cuántas veces al día tienes ganas urgentes de orinar.
  • Qué cantidad de orina almacenas en tu vejiga.

Atrévete con los ejercicios de suelo pélvico, un antes y un después

En el manejo de los STUI, los ejercicios de suelo pélvico son una parte fundamental para que tomes conciencia de tus músculos y cómo están conectados a tu vejiga. De esta forma, podrás ir controlándolos poco a poco.

 



¿Qué es el suelo pélvico?

Está constituido por varias capas de músculos y tejido conjuntivo. Estas capas se estiran como una red o una hamaca que sostiene la vejiga y el intestino. En la mujer, también el útero. Es decir, sujetan desde la parte baja de la pelvis hasta el abdomen.

Es importante que el suelo pélvico esté en forma para que los órganos que aguantan cumplan correctamente su función.

En el caso de la vejiga hiperactiva,, tener un suelo pélvico fuerte es clave para mantener la incontinencia urinaria. Por eso, debes esforzarte en trabajarlo. Es imprescindible para tu recuperación.

Plan de acción

Para fortalecer tu suelo pélvico, es importante que hagas estos ejercicios entre una y tres veces al día. Es bueno que los trabajes a diario. Una vez que tengas práctica, puedes dejar la silla y empezar a hacer los ejercicios de pie.

Para controlar la urgencia de la vejiga, debes mantener la contracción de los músculos como máximo 20 segundos.

Cómo controlar la vejiga

Cuando sientas ganas de orinar, lo primero que tienes que hacer es respirar profundamente y relajarte. Contrae el músculo y aprieta hasta que veas que dejas de tener ganas de ir al baño.

Una vez que ya tienes controlada la situación, mantén la contracción de los músculos, pero de forma más relajada, y ve al baño. Mientras te estás quitando la ropa, contrae con fuerza y luego ya orina con normalidad.

Recuerda que puedes descargar los ejercicios de suelo pélvico en el apartado Recursos de la web. 

Ejercicios de suelo pélvico

Antes de iniciar la realización de los ejercicios de suelo pélvico tienes que tomar conciencia de la musculatura de la zona. Esos consejos te pueden ayudar a conocerla:

  • Siéntate con las rodillas separadas y la pelvis neutra, es decir, manteniendo la curva natural en la parte inferior de la columna. Para saber si está la pelvis neutra pon la mano en la parte de debajo de la espalda y, si cabe, es que estás en la posición correcta.
  • Aprieta el músculo final de la espalda, con ayuda de los glúteos.
  • Inhala y, al exhalar, levanta los músculos del suelo pélvico, sostenlos y continúa respirando.
  • Relájalos mientras aprietas la zona.
  • Es fácil sentir los músculos del suelo pélvico si intentas detener el flujo de orina. Pero no debes hacerlo mientras estas orinando, ya que esto puede ser perjudicial para tu vejiga.
  • Ponte de lado frente a un espejo sin ropa. A medida que contraes los músculos del suelo pélvico con fuerza y ​​los sostienes, deberías ver que tu pene se contrae y que el escroto se levanta.

Una vez que sabes dónde están tus músculos del suelo pélvico, puedes controlarlos y fortalecerlos así:

  • Levanta el músculo del suelo pélvico, aprieta y mantén esta posición de nuevo. Estas contracciones te proporcionarán fuerza al trabajar el músculo con fuerza.
  • Suelta completamente los músculos entre levantamientos.

Cada ejercicio debe durar entre 6 y 8 segundos (hazlo 10 veces para completar una serie). Se recomienda hacer 3 series. A estas series puedes añadir contracciones rápidas. Para hacerlas, aprieta fuertemente los músculos y suéltalos inmediatamente. Estas contracciones las puedes repetir 10 veces.

Atrévete con los ejercicios de suelo pélvico, un antes y un después

En el manejo de los STUI, los ejercicios de suelo pélvico son una parte fundamental para que tomes conciencia de tus músculos y cómo están conectados a tu vejiga. De esta forma, podrás ir controlándolos poco a poco.

 

¿Qué es el suelo pélvico?

Está constituido por varias capas de músculos y tejido conjuntivo. Estas capas se estiran como una red o una hamaca que sostiene la vejiga y el intestino. En la mujer, también el útero. Es decir, sujetan desde la parte baja de la pelvis hasta el abdomen.

Es importante que el suelo pélvico esté en forma para que los órganos que aguantan cumplan correctamente su función.

En el caso de la vejiga hiperactiva,, tener un suelo pélvico fuerte es clave para mantener la incontinencia urinaria. Por eso, debes esforzarte en trabajarlo. Es imprescindible para tu recuperación.

Plan de acción

Para fortalecer tu suelo pélvico, es importante que hagas estos ejercicios entre una y tres veces al día. Es bueno que los trabajes a diario. Una vez que tengas práctica, puedes dejar la silla y empezar a hacer los ejercicios de pie.

Para controlar la urgencia de la vejiga, debes mantener la contracción de los músculos como máximo 20 segundos.

Cómo controlar la vejiga

Cuando sientas ganas de orinar, lo primero que tienes que hacer es respirar profundamente y relajarte. Contrae el músculo y aprieta hasta que veas que dejas de tener ganas de ir al baño.

Una vez que ya tienes controlada la situación, mantén la contracción de los músculos, pero de forma más relajada, y ve al baño. Mientras te estás quitando la ropa, contrae con fuerza y luego ya orina con normalidad.

Recuerda que puedes descargar los ejercicios de suelo pélvico en el apartado Recursos de la web. 

Ejercicios de suelo pélvico

Antes de iniciar la realización de los ejercicios de suelo pélvico tienes que tomar conciencia de la musculatura de la zona. Esos consejos te pueden ayudar a conocerla:

  • Siéntate con las rodillas separadas y la pelvis neutra, es decir, manteniendo la curva natural en la parte inferior de la columna. Para saber si está la pelvis neutra pon la mano en la parte de debajo de la espalda y, si cabe, es que estás en la posición correcta.
  • Aprieta el músculo final de la espalda, con ayuda de los glúteos.
  • Inhala y, al exhalar, levanta los músculos del suelo pélvico, sostenlos y continúa respirando.
  • Relájalos mientras aprietas la zona.
  • Es fácil sentir los músculos del suelo pélvico si intentas detener el flujo de orina. Pero no debes hacerlo mientras estas orinando, ya que esto puede ser perjudicial para tu vejiga.
  • Ponte de lado frente a un espejo sin ropa. A medida que contraes los músculos del suelo pélvico con fuerza y ​​los sostienes, deberías ver que tu pene se contrae y que el escroto se levanta.

Una vez que sabes dónde están tus músculos del suelo pélvico, puedes controlarlos y fortalecerlos así:

  • Levanta el músculo del suelo pélvico, aprieta y mantén esta posición de nuevo. Estas contracciones te proporcionarán fuerza al trabajar el músculo con fuerza.
  • Suelta completamente los músculos entre levantamientos.

Cada ejercicio debe durar entre 6 y 8 segundos (hazlo 10 veces para completar una serie). Se recomienda hacer 3 series. A estas series puedes añadir contracciones rápidas. Para hacerlas, aprieta fuertemente los músculos y suéltalos inmediatamente. Estas contracciones las puedes repetir 10 veces.

Opciones de tratamiento 

No todo el mundo necesita medicamentos para tratar la vejiga hiperactiva. El tratamiento farmacológico debe ser prescrito por tu médico y debes seguir las recomendaciones que él estableza.

Hay dos clases de tratamiento farmacológico disponibles que actúan de forma diferente para mejorar los síntomas.

Es muy importante que sigas las pautas de tu médico y que le consultes todas tus dudas de forma abierta. Debes implicarte en el control de tus síntomas, porque TÚ eres el actor principal.

Opciones quirúrgicas

El manejo de la vejiga hiperactiva se debe establecer de forma individual en cada persona, de forma consensuada con su equipo médico. Es clave resaltar la importancia de la implicación del paciente en el control de los síntomas. Para las personas que no responden a los cambios en el estilo de vida ni a los tratamientos farmacológicos existen otras alternativas que te presentamos a continuación:

Toxina botulínica. Las inyecciones de toxina botulínica directamente en el músculo de la vejiga hacen que se relaje y aumente su capacidad para almacenar más orina antes de que se sienta la necesidad de vaciarla. El efecto suele durar hasta seis meses.

Estimulación del nervio sacro. Consiste en la implantación de un pequeño dispositivo debajo de la piel que manda ligeros impulsos eléctricos para estimular los nervios sacros de la espalda. De esa forma, se corrigen las señales alteradas entre el cerebro y los nervios que controlan la función de la vejiga.

Cistoplastia. Se aumenta la capacidad de la vejiga empleando el tejido del paciente. Esta intervención solo se valora en aquellos casos en los que todas las demás opciones de tratamiento han fallado.

Derivación urinaria. Procedimiento quirúrgico que redirige los conductos que van de los riñones a la vejiga (uréteres), de modo que se pasa por alto la vejiga. De esta forma, la orina no fluye hacia la vejiga, sino que se recoge en una bolsa que se coloca en el abdomen (bolsa de ostomía). Esta intervención solo se valora en aquellos casos en los que todas las demás opciones de tratamiento han fallado.

Estimulación del nervio tibial

Es una alternativa menos invasiva a la estimulación del nervio sacro. Se coloca una aguja a través de la piel cerca del tobillo para llegar al nervio tibial. La estimulación eléctrica que emite llega desde el nervio tibial hasta la columna, donde se conecta con los nervios que controlan la vejiga. Tiene una duración de unos 30 minutos y se hace una vez a la semana durante 12 semanas. A la mitad del tratamiento se empiezan a notar sus beneficios.